Los rascasuelos, ¿las viviendas del futuro?
Se estima que somos unos 7.000 millones de personas en el mundo, y esta cifra sigue en aumento. El problema es que el planeta no aumenta de tamaño y, como consecuencia, los núcleos urbanos crecen y los espacios verdes son cada vez, más limitados. Todo ello nos obliga a pensar en alternativas que permitan mejorar la habitabilidad sin afectar al paisaje urbano (a edificios históricos) ni reducir los espacios verdes.
Exactamente eso es lo que han pensado los responsables de Bunker Arquitectura, un estudio lleno de jóvenes arquitectos vanguardistas, quienes han ideado el rascasuelos, una enorme torre que en lugar de elevarse hacia las nubes se entierra profundamente en las entrañas del Distrito Federal, en la ciudad de México.
Según el proyecto arquitectónico el rascasuelos, de 65 pisos, se hundirá unos 300 metros bajo tierra, y podrá albergar a miles de personas. Un hueco central permitirá que la luz solar llegue a todas las plantas subterráneas y los primeros 10 pisos estarán destinados a un museo y centro cultural dedicado a la cultura maya y azteca. El edificio se emplazaría debajo del Zócalo del Distrito Federal que, con 57 mil metros cuadrados (240 x 240 metros) de superficie, es considerada una de las plazas más grandes del mundo.
Un bloque de oficinas y viviendas como este permite preservar el centro histórico de la ciudad y la identidad del Zócalo. Los arquitectos estiman que costaría unos 550 millones de euros llevar a cabo la obra, y que tardarían unos 5 años en tenerla terminada
Obviamente no es el sitio ideal para claustrofóbicos, aunque el espacio central (aseguran) es suficientemente grande como para permitir que todas las áreas habitables dispongan de suficiente luz natural y ventilación. La plaza no verá mermada su superficie y la seguridad en caso de movimientos sísmicos parece estar garantizada, pues la forma de cuña que tendría el edificio soportaría bien las presiones laterales.
Como los responsables del proyecto se encargan de recordar, entre las pocas estructuras que resistieron el terremoto de 1985 se encuentran justamente las estaciones del metro mexicano.
«Hoy día el Centro Histórico tiene la urgente necesidad de una renovación. Se necesitan nuevas oficinas, comercios, espacios residenciales e infraestructuras, pero no hay terrenos vacíos disponibles. Patrimonio prohíbe tocar lo que hay y, aunque fuera posible, la altura está limitada a ocho pisos. Esto significa que el único camino es hacia abajo y en el Zócalo» explica Emelio Barjau, el jefe de diseño de Bunker Arquitectura, mientras sueña con ver hecho realidad su proyecto.