Frugivorismo: la mayor expresión del vegetarianismo
Si pensabas que no existía dieta más estricta que el crudiveganismo o su oponente, la dieta paleo -rica en proteína animal-, el frugivorismo o frutarianismo ha desbancado a los más radicales y extremistas de la alimentación. Se trata de una alimentación cien por cien vegetariana, cuyo principio básico es la fruta en su sentido más amplio. Si bien algunos consideran únicamente permitidos los frutos carnosos, como manzanas, naranjas o peras, otros incluyen también en esta dieta a los frutos secos. En realidad, los partidarios del frutarianismo –dieta seguida por el propio Steve Jobs- aseguran que contiene las cantidades suficientes para el organismo de vitaminas, grasas y sales minerales (proporcionadas por aceitunas, plátanos, almendras, cocos, nueces, etc.), así como de carbohidratos y la proteína albúmina (que aportan las nueces o las almendras).
Los defensores de esta dieta sustentan sus principios, entre otras razones, en que las frutas son las que contienen el germen de la vida y son, indudablemente, saludables. Además, como éstas se consumen crudas, como la mayoría de los alimentos, se aprovechan integralmente todos sus nutrientes. Otras razones son de carácter genético, y alegan que nuestros antecesores prehistóricos eran recolectores y grandes consumidores de fruta. Si realmente descendemos del mono, nuestro patrón alimentario debería basarse en el consumo único de frutas. Los más sensibles con la naturaleza, incluso podrían admitir que, al consumir frutas, no se mata a la planta –contrariamente a lo que sucede con el veganismo-. De hecho, es la única dieta que no implica ninguna destrucción de un ser vivo.
Los detractores de esta dieta fundamentan sus críticas básicamente en la escasa aportación de proteína –en el caso de no consumir ni siquiera frutos secos, la proteína sería inexistente-, y en el déficit de vitaminas, muy especialmente de vitamina B12, que se encuentra en proporciones poco fiables en dietas vegetarianas, y no habría ningún aporte en la dieta frugívora. Esta vitamina es de gran importancia, y el agotamiento de sus reservas en el organismo podría ocasionar problemas graves e irreversibles en el sistema nervioso central y frenar la producción de glóbulos rojos en la sangre. Además, una dieta alta en fructosa dispara los niveles de glucosa en la sangre, lo cual conlleva problemas de diabetes y formación de grasas. Algunos estudios científicos como el dirigido por Anthony Healy, de la Universidad de California, apuntan que una dieta frugívora podría ser la responsable de trastornos metabólicos graves, incluso el detonante del desarrollo de enfermedades cancerígenas, como en el caso de Jobs, que falleció precisamente a causa de un cáncer de páncreas. No obstante, el grado de riesgo en los resultados de estos estudios queda todavía por determinar.