El día que la Luna chocó con la Tierra
Inspiró a poetas, místicos y músicos a lo largo de la Historia. Nuestro satélite natural. No muchas personas suelen preguntarse cómo se formó. Fue hace unos 4.500 millones de años. Surgió a partir de la colisión contra la Tierra de otro cuerpo del tamaño de Marte bautizado como Theia. Esa es la teoría en líneas generales. Pero los detalles varían en las distintas hipótesis de cómo pudo suceder. Una teoría nueva apunta a explicar el día que la Luna chocó con la Tierra.
Perdiendo atmósfera
La investigación la dirige la Universidad de Durham. Recreó los diferentes escenarios propuestos. Y concluyó que, según el tipo y la violencia del impacto, la Tierra se habría despedido de entre el 10 y el 60 por ciento de su atmósfera durante el evento.
Los investigadores ejecutaron más de 300 simulaciones. Para esto, usaron una supercomputadora. Estudió las consecuencias que tienen diferentes colisiones enormes en planetas rocosos con atmósferas delgadas. Influían factores como la masa, el tamaño, el ángulo o la velocidad del impactador. También si este estaba hecho de hierro, de roca o de ambos materiales.
«Es un gran acertijo el cómo se formó la Luna y las otras consecuencias de una colisión gigante con la Tierra primitiva. Sobre eso los científicos trabajan arduamente», apunta Jacob Kegerreis. Pertenece al Instituto de Cosmología Computacional en Durham.
Las simulaciones se dieron a conocer en «Astrophysical Journal Letters» (la investigación fue prepublicada en arxiv). Demuestran que la pérdida atmosférica dependería del tipo de impacto. El cambio de una variable puede llevar a una pérdida de la atmósfera. Incluso, a la destrucción completa del planeta impactado. Y en ocasiones ocurre al revés, se produce una ganancia. Todo cambia con los impactos gigantes lentos entre planetas jóvenes y objetos masivos. Podrían agregar una atmósfera significativa a un mundo si el impactador también tiene una considerable.
Impacto afortunado
¿Cómo fue en en el caso de la Tierra? «Creemos que sufrió al menos un impacto gigante tardío, formando la Luna en el proceso. Y sabemos que su atmósfera tiene una historia complicada de pérdida y crecimiento, que culmina en la que alberga la vida actual», indica Kegerreis. «La erosión de la atmósfera por impactos gigantes es una pieza emocionante de ese rompecabezas. Quizás haya cinco o seis ideas populares para el tipo de escenario de impacto. Nuestros resultados indican cuánta atmósfera se habría perdido en cada caso. Alrededor del 10% para el más leve, hasta el 60% para el más violento», explica.
Las consecuencias dependen completamente del tipo de impacto. «Las colisiones frontales rápidas pueden eliminar fácilmente una atmósfera completa. Un impacto muy rasante podría permitir que gran parte de la atmósfera sobreviva relativamente tranquila», describe. Estas colisiones también afectan drásticamente al resto del planeta. Dispersan los escombros en la órbita donde podrían formar la Luna. Y, por lo general, fusionando el impactador con el cuerpo principal de la Tierra».
El día que la Luna chocó con la Tierra pudo desaparecernos, o cambiar el curso de la existencia del planeta. Pero tuvo la intensidad exacta para que tengamos esa Luna en el cielo actualmente. ¿No somos realmente afortunados?