Vacuna, vacuna, vacuna… es el ruego de estos tiempos. Quisiéramos que de una buena vez se descubriese la vacuna para esta pandemia. Nos desespera la aparente lentitud del proceso. No hay un tiempo estándar. Pero sí hubo un hombre que se preocupó por conseguir ciertas vacunas en tiempo récord. El creador de vacunas más rápido en la Historia se llamaba Maurice Hilleman.
Incansable e impulsivo
Creó 40 vacunas animales y humanas. 9 de las 14 que se le administran habitualmente a los niños las desarrolló él. Era un personaje duro e impulsivo, conocido por su mente brillante, su lealtad y su lenguaje vulgar. Era también un padre cariñoso. Su hija Jeryl Lynn tenía 5 años cuando sin querer lo ayudó con una vacuna contra las paperas.
Nació en 1919 durante la pandemia de gripe española, en Montana, Estados Unidos. Venía de una familia pobre. Su primer trabajo fue en los grandes almacenes locales. Postuló a la Universidad Estatal de Montana y se graduó en microbiología. Su tesis doctoral fue innovadora. En 1944, con solo 25 años, Hilleman demostró que la clamidia no era un virus sino una bacteria. Podía tratarse con antibióticos.
Trabajó para una compañía farmacéutica y el ejército estadounidense. Desarrolló una vacuna para la encefalitis japonesa, un virus que causa daño cerebral. Y mostró cómo los virus de la gripe mutan cada año, previniendo una pandemia al actualizar una vacuna.
Su hija y las paperas
Su hija tenía cinco años. Jeryl Lynn se despertó en medio de la noche pues no se sentía bien. Describió lo que sentía. y, para su sorpresa, Hilleman hizo algo inusual. Corrió al laboratorio en medio de la noche y regresó a casa con un hisopo y una placa de Petri». Acto seguido, tomó una muestra de la mucosidad en la garganta.
Pronto, desarrolló una vacuna. En los años 60, los ensayos clínicos eran más pequeños y rápidos, con menos regulación. El virus fue probado en 1966 y aprobado un año después. Es decir, el proceso duró 4 años. A la cepa del virus utilizada en la vacuna le pusieron el nombre de Jeryl Lynn.
Hilleman desarrolló vacunas contra el sarampión y la rubéola para producir la vacuna triple vírica o vacuna triple viral. Nunca quedaba satisfecho; cuando hacía una vacuna, solo era una cosa que podía tachar de su lista. Su objetivo, aunque imposible, era tratar de eliminar cualquier enfermedad infecciosa que pudiera causar que un niño sufriera.
Su legado le sobrevive
Tenía su forma de hacer las cosas y así tenía que ser. Era muy leal con quienes trabajaban para él, pero esperaba que trabajaran tan duro como él. Pero era prácticamente imposible: era el creador de vacunas más rápido en la Historia.
Es una pena que no esté vivo ahora. Seguramente, encontraría pronto el camino a la vacuna del coronavirus. Sin embargo, hay muchos que ahora, con su legado como ejemplo, trabajan día y noche para lograr ese objetivo.
Y lo seguirán haciendo hasta alcanzar el éxito. Aunque los grupos anti-vacunas desestimen su valor, o los amantes de las conspiraciones vaticinen que nos volverán zombis… o lo que fuera que postulen.
