Al morir podremos convertirnos en abono orgánico
¿Una nueva tendencia?
En estos tiempos, todo apunta a ser ecológico. Bolsas, viajes, comida… casi todo. ¿Por qué no, también, un funeral ecológico? El «compostaje humano» para funerales ecológicos cada vez está más cerca. Una empresa estadounidense que afirma estar lista para ofrecer el servicio comercialmente a partir del próximo diciembre. Sí: al morir podremos convertirnos en abono orgánico.
La empresa se llama Recompose. Completó recientemente un estudio piloto con los cadáveres de varios voluntarios. Dice que el proceso de transformar los restos humanos en abono orgánico se puede completar de manera segura en 30 días. El proceso permite ahorrar más de una tonelada de carbono, en comparación con las cremaciones o los entierros tradicionales.
Recomponerse, no descomponerse
La fundadora de Recompose, Katrina Spade, es optimista. «Hasta la fecha unas 15.000 personas se han suscrito a nuestro boletín. Y la legislación para permitir esto en el estado de Washington recibió apoyo bipartidista. Eso le permitió ser aprobada a la primera», dijo. «El proyecto ha avanzado así de rápido debido a la urgencia del cambio climático y la conciencia de que debemos corregirlo».
Spade contó que la idea se le ocurrió hace 13 años, cuando comenzó a reflexionar sobre su propia mortalidad. En ese entonces solo tenía 30 años.
«Cuando muera, a este planeta, que me ha protegido y apoyado toda mi vida, ¿no debería devolverle lo que me queda? Es lógico y también hermoso», dijo del proyecto, por el cual, al morir podremos convertirnos en abono orgánico.
Spade distingue entre «descomposición» y «recomposición». Lo primero ocurre cuando un cuerpo no ha sido enterrado. La recomposición describe un proceso de integración con la tierra.
«Para muchas personas, esta alternativa encaja con la forma en que tratan de llevar sus vidas. Quieren elegir un plan de atención de la muerte acorde con la forma en que viven», explicó.
Quiero ser abono, ¿cómo funciona?
Se coloca el cuerpo en un recipiente cerrado que contiene astillas de madera, alfalfa y paja. Se hace girar lentamente para permitir que los microbios lo descompongan de forma pareja. Treinta días después, los restos están disponibles para que los parientes los esparzan entre las raíces de árboles o plantas.
Es un proceso sencillo. Pero se necesitaron cuatro años de investigación científica para perfeccionar la técnica. Se encargó la profesora Lynne Carpenter Boggs, una experta en suelos.
El compostaje de ganado es una práctica bien establecida en el estado de Washington. La tarea de la profesora Carpenter Boggs fue adaptarla a sujetos humanos y garantizar que los restos fueran seguros para el medio ambiente.
Para ello realizó estudios piloto con seis voluntarios. Dieron su consentimiento a la investigación antes de su muerte. Tuvo un impacto emocional en el equipo.
«Todos nos interesábamos constantemente por el estado de los otros. Mi fisiología se sentía diferente. No dormía bien durante algunas noches. era una respuesta de angustia». Durante su estudio, Carpenter Boggs descubrió que los cuerpos en recomposición pueden alcanzar temperaturas de hasta 55 °C.
«Estamos seguros de que se consigue destruir la gran mayoría de organismos causantes de enfermedades y productos farmacéuticos debido a las altas temperaturas que alcanzamos», expuso.
Recompose comenzará operaciones a finales de este año y cualquiera puede participar, aunque el proceso solamente es legal en el estado de Washington.