Francisco Madero, que así se llama el inventor del aparato, creó una bicicleta de tipo circular (no elíptico) que aprovecha todas las ventajas de los demás modelos. La eficiencia es mayor que la de bicicletas convencionales, ya que todo el peso del cuerpo recae sobre los pedales, no se reparte tanto en el manillar como en las bicicletas tradicionales, y a eso contribuyen las plataformas que sustituyen a los pedales, que consiguen que el usuario no tenga que forzar tanto los tobillos ni cargar los gemelos.
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