Nueve años después de haber realizado la primera llamada de teléfono, Alexander intento algo nuevo, grabar su voz en un cartón cubierto de cera, dándole una firma con audio, «Oíd mi voz».
El experimento lo realizo el 15 de abril de 1885, y durante 128 años el disco ha permanecido en silencio, perteneciendo a la colección de las primeras grabaciones de audio del Museo Smithsonian.
La digitalización, los avances informativos, la transcripción a mano y la investigación han hecho descubrir que esta es la única grabación conocida de Alexander.
El conservador del museo vio el disco, pero no se atrevió a reproducirlo, “Su carácter experimental y su condición frágil (…) los hace inadecuados para la reproducción” afirma.
“Nos dimos cuenta de que esos materiales fueron significativos en la temprana historia de la grabación de sonido, pero porque son considerados irreproducibles, los almacenamos de forma segura y esperamos el día en que la tecnología de reproducción nos permitiese conocer el contenido”
Mediante las últimas tecnologías se realizo una imagen tridimensional de ultra alta definición del disco.
La imagen tenía giga pixeles de información, y no tan solo de altura o anchura, si no también de la profundidad de las ranuras, con mediciones de menos de 100 nanómetros.
La mayor parte de la grabación es su voz diciendo número y luego cifras de dinero en dólares.
