El robot de metal líquido
Parece sacado de la película Terminator. Lo hicieron unos investigadores chinos y estadounidenses. Logró pasar a través de unos barrotes. Es el robot de metal líquido que sorprende por sus posibilidades.
En la revista científica Matter se informa sobre los detalles. Está hecho con una matriz de un metal, el galio que, puro, se funde a 29,8 grados. Es decir, que se derretiría en las manos. Le añadieron una aleación de otros tres elementos: neodimio, hierro y boro. Con esto, amplificaban la respuesta del ingenio a los campos magnéticos.
Escape de las rejas
Al robot lo han llamado MPTM (Material de Transición de Fase Magnetoactiva). Un campo magnético induce una corriente eléctrica dentro del galio que genera calor, pasando de sólido a líquido. Puede saltar 20 veces su altura y rotar sobre sí mismo a 1.500 revoluciones por minuto. También moverse a una velocidad de un metro por segundo.
En un video, escapa de una especie de cárcel atravesando los barrotes en estado líquido. Se solidifica de nuevo ya fuera de la prisión. Los científicos idearon varios experimentos. En uno, lo convierten en un tornillo que ocupa el hueco en su forma líquida y sellándolo una vez sólido. En otro, hace de soldador en un circuito de un LED, usando como soldadura parte de sí mismo.
Soluciones médicas
Para sus creadores, MPTM podría tener relevantes aplicaciones médicas. Usando un modelo de estómago artificial lleno de agua, solucionaron dos problemas muy habituales en medicina. En uno de ellos, manejaron el robot hasta un cuerpo extraño que había que sacar de allí. Una vez junto a él, el imán derritió al robot que se abrazó al objeto, una pelotita. Una vez frío, lo extrajeron rápidamente de nuevo jugando con los imanes. En el otro, lo que ensayaron fue la administración de un fármaco envuelto en MPTM. Tras llevarlo al sitio donde hacía falta, se fundió liberándolo.
Dar a los robots la capacidad de cambiar entre estado líquido y sólido les otorga más funcionalidad. Esperan resolver problemas médicos y de ingeniería muy específicos. Es la otra gran ventaja del magnetismo. Atraviesa el cuerpo u objetos para llegar a rincones donde no hay otra forma de hacerlo. Y el robot de metal líquido, este pequeño Terminator, lo usa a su favor.