Científicos tratan de embotellar energía solar y convertirla en combustible líquido
Un grupo de investigadores en Suecia han dado un paso importante a la hora de poder «embotellar» energía solar para utilizarla en nuestros hogares, transportes y fábricas incluso cuando el Sol no brilla.
Han logrado desarrollar un fluido especializado que absorbe dicha energía solar, la retiene durante meses (e incluso años) y luego la libera cuando es necesario. Si este llamado combustible termosolar se llega a perfeccionar, podría ser un clavo más en el ataúd de los combustibles fósiles.
En el techo del edificio de física de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en la ciudad sueca de Gotemburgo, se ha construido un prototipo de sistema para probar los nuevos combustibles térmicos solares que ha creado su grupo de investigación.
Una bomba hace circular el fluido a través de tubos transparentes, la luz ultravioleta del sol excita sus moléculas a un estado energizado. La luz reorganiza los enlaces entre los átomos de carbono, hidrógeno y nitrógeno en el combustible, convirtiendo un compuesto conocido como norbornadieno en otro llamado cuadriciclano.
Para extraer esta energía, se pasa el combustible sobre un catalizador a base de cobalto. Las moléculas de cuadriciclano vuelven a transformarse en norbornadieno. Esta transformación libera grandes cantidades de calor, lo suficiente para elevar la temperatura del combustible en 63 grados.
«Podrías usar esta energía térmica para tu calentador de agua, lavaplatos o secadora de ropa, así como otras aplicaciones industriales: cocinar, esterilización, blanqueo, destilación… son operaciones que representan el 7% de todo el consumo de energía en la Unión Europea», afirma Jeffrey Grossman, quien dirige un laboratorio en el MIT.