Adam Boesel, entrenador personal y amante de la ecología, encontró la forma de aprovechar los watts producidos por las personas que hacen ejercicio físico en los gimnasios: Generar electricidad para abastecer de energía a estos locales.
A través de esta iniciativa tan innovadora se crearon los gimnasios “ The Green Microgym”, que apuestan por la sostenibilidad ambiental y que tienen como objetivo minimizar las emisiones de dióxido de carbono. Actualmente, ya hay 3 en funcionamiento en Oregon (EEUU) y se estima que ahorran un 85% de la energía (37.000 kilovatios hora) que consume un gimnasio convencional. Estos kilovatios son el equivalente a dejar de conducir un vehículo durante 131.000 kilómetros.
Estos gimnasios ecológicos aprovechan la energía cinética generada al pedalear en las bicicletas de spinning y elípticas, o al correr en las cintas de correr, que se encuentran conectadas a un generador, y transforman esta energía en electricidad. Posteriormente, esta electricidad se conecta a la red eléctrica de todo el establecimiento.
Está comprobado que en las cintas de correr los usuarios pueden generar entre 50 y 150 watts de energía con tan sólo media hora de ejercicio.
Transformar en electricidad la energía que producimos a diario puede ser sin duda un mecanismo eficiente no solo para ampliar el acceso a la luz, sino también para reducir el uso de sistemas que producen un alto nivel de contaminación en la ciudad.La idea de generar energía por una actividad humana se esta aplicando ya en varios lugares, por ejemplo en Brasil algunos presos reducen sus condenas pedaleando para generar electricidad para el alumbrado de la ciudad, también existen discotecas que aprovechan los pasos de baile para energizar el local y en algunas ciudades los peatones generan electricidad al caminar por sus veredas y calles.
