Vivir para siempre: un dilema ético entre la moral y la ciencia
Desde tiempos remotos, el anhelo humano por la vida eterna persiste. Aunque sabemos que ni la Tierra ni el Sol son eternos, la ciencia se acerca a evitar la muerte natural. Surge un debate ético: ¿es correcto aspirar a vivir para siempre?
Vivir para siempre, ¿sí o no?
Un científico de la Universidad de Cambridge, Stephen Cave abrió dicho debate. Se desempeña como investigador del Instituto para la Tecnología y Humanidad de dicha universidad y recientemente publicó un libro que en español está titulado “¿Elegirías vivir para siempre?”.
El autor e investigador presenta argumentos contrarios a la inmortalidad, abordando aspectos ecológicos y sociales. Extender la vida ejercería presión sobre los recursos limitados de la Tierra. Cave sugiere que la Tierra podría haber superado su capacidad para albergar a la humanidad. Extender la vida aumentaría la población de manera catastrófica, según él.
El otro argumento esgrimido es social, o si se quiere, moral. Si se descubriera un tratamiento que prolongara la vida por siempre, no estaría al alcance de toda la población, sino que solo una élite podría pagarlo. Esto llevaría a tener una clase de gerontes supermillonarios y poderosos que, solo preocupados por sus intereses, verían vivir y morir a generaciones sin inmutarse.
La ciencia está lejos de descubrir como vivir para siempre
Sin embargo, como en todo debate, hay opiniones encontradas, como las de John Davis, profesor de filosofía en la Universidad del Estado de California. Davis está a favor de la prolongación indefinida de la vida. En lo que hace a la ecología y la presión de mantener más población que consume recursos, él opina que deberían dictarse leyes sobre el control de la natalidad y evitar la superpoblación.
En cuanto a lo ético de que solo unos pocos puedan acceder a la inmortalidad, opina que no es motivo como para que pocas personas no se beneficien de ello. Quizá lo objetable de estas opiniones sería que muchas parejas no podrían gestar porque la ley no se los permite, en beneficio de personas que, por individualismo, decidieron vivir por siempre.
De todas formas, como dice el profesor emérito de la Universidad de Newcastle, John Kirkwood, se está lejos de lograr que alguien viva para siempre. El proceso de envejecimiento humano es muy complejo como para lograrlo.
Según Kirkwood, recién se está comenzando a comprender como funciona y solo se pueda prolongar la vida por un tiempo conservando la buena salud. No obstante, el debate queda abierto, aunque científicamente todavía no sea posible.