Los habitantes de Churchill (Manitoba; Canadá) conviven desde hace años con unos vecinos poco comunes, con los osos polares de la Bahía de Hudson.
En este pequeño pueblo de apenas 800 habitantes, se podría decir que hay tantos osos como personas y aunque siempre se les ha considerado como un modelo de coexistencia oso-humano la convivencia se está volviendo muy complicada y es que en el mismo día puede haber hasta 20 avisos por avistamiento de oso.
Hace tan sólo dos días un oso polar asaltó a dos personas en el centro del pueblo y en Halloween un joven sufrió el ataque de un oso que le arrancó la oreja y un vecino heridas graves al intentar socorrerlo. “El corazón se me salía del pecho”, relataba Didier Foubert-Allen, uno de los testigos. “Disparé al oso unas cuatro veces hasta que me di cuenta de que no servía para nada”.
La bahía de Hudson permanece cada año menos tiempo congelada. La temporada de hielo ha disminuido a un ritmo de un día al año en los últimos 30 años, con lo que ha alterado la alimentación de los osos y su ritmo vital. La pérdida de hielo marino ha forzado a los animales a alejarse de la bahía donde cazan las focas, su principal fuente de alimento. Esta situación ha provocado que los osos hambrientos tengan comportamientos atípicos, según los científicos.
Bob Windsor, oficial de conservación de la región de Manitoba se encarga de buscar osos. “A los osos que tratamos les enseñamos a temer a la gente”, explica. “Con cada ejemplar que perseguimos puede que estemos ayudando a la próxima persona que se cruce con él, porque reconocerá que se encuentra ante un humano y que es alguien al que debe temer”.
La mayoría de los encuentros entre los vecinos de Churchill y los osos polares no ha acabado en tragedia como recuerdan los expertos, quienes han registrado sólo dos muertes por ataque de oso polar desde 1.717. Aún así, son conscientes de que la situación puede volverse más peligrosa por lo que han recomendado que los vecinos siempre lleven consigo un spray antiosos, y están trabajando en un proyecto para detectar sus movimientos y prever su entrada en el pueblo.
