Investigadores de la Universidad de Montreal iniciaron un estudio en el que buscaban comparar los puntos de vista de hombres veinteañeros que nunca habían estado expuestos a pornografía contra los que eran consumidores habituales. El proyecto se fue al traste cuando no lograron encontrar a ningun hombre que nunca hubiese visto contenido pornográfico. Aunque no pudieron estudiar su objetivo inicial, se examinaron los hábitos de los hombres que veían porno (todos los encuestados). La muestra es muy pequeña, por lo que extrapolar estos resultados a la sociedad es complicado (aun así, los resultados son curiosos).
Se entrevistó a 20 hombres estudiantes de la universidad y hallaron que, de media, empezaron a ver pornografía a los 10 años. El 90% del consumo provenía de internet, con el 10% restante de tiendas de vídeo. Los solteros veían una media de 40 minutos de porno, 3 días a la semana. Los que se encontraban en una relación, unos 20 minutos en una media de 1,7 días en la semana. El estudio mostró que los hombres veían pornografía que coincidía con su imagen de la sexualidad, rechazando rápidamente contenido que consideraban ofensivo o de mal gusto. Uno de los investigadores aseguró que la pornografía no había afectado negativamente a la sexualidad de los hombres, ninguno tenía una sexualidad patológica ni su percepción de las mujeres se había visto afectada.
