Un tratado internacional de 1928 prohibía el uso de la guerra para solucionar conflictos entre países
Este tratado internacional, firmado el 27 de agosto de 1928 por el ministro de defensa francés, Aristide Briand, y el secretario de estado de EEUU, Frank B. Kellogg, es conocido como el Pacto Briand-Kellogg o el pacto de París. Los quince estados firmantes se comprometieron a no hacer uso de la guerra como medio para dirimir disputas con otros países. Se considera a este pacto como el antecedente del artículo 2.4 de la carta de la ONU, en el que se establece la prohibición del uso de la fuerza.
Los apartados del tratado que mencionan esta prohibición son:
Artículo 1: las Altas Partes Contratantes declaran solemnemente en nombre de sus naciones, que condenan la guerra como medio de solución de controversias internacionales y que desisten de su uso como herramienta de la política nacional en sus relaciones mutuas.
Artículo 2: las Altas Partes Contratantes reconocen que el arreglo o la solución de todas las controversias o conflictos, cualquiera sea su naturaleza u origen, que pudieran surgir entre ellos, no deberá jamás buscarse sino por medios pacíficos.
A pesar de que este tratado no llegó a tener ninguna utilidad real (II Guerra Mundial) fue utilizado como base para las acusaciones de crímenes contra la paz en los Juicios de Núremberg y como toma de partida para el artículo antes mencionado de la carta de las Naciones Unidas.