Un pueblo construido en las rocas está entre los más bellos de Europa
Un pueblo construido en las rocas no es algo habitual de ver. Existen en el mundo maravillosos lugares para visitar. Paisajes naturales en los que el hombre no intervino y están intactos en naturaleza y belleza. Aunque también existen aquellos pueblos en los que la intervención humana dejó huellas desde hace siglos. Son pintorescos y tienen encantadoras historias. Su belleza arquitectónica es incomparable.
Setenil de las Bodegas es un pueblo construido en las rocas
Es un pueblo que se encuentra en Cádiz, en una zona no tan visitada, pues no se sitúa en la costa. Sus habitantes viven en cuevas naturales, que se le adicionaron paredes convencionales que hacen del lugar algo muy bonito. Setenil de las Bodegas es parte de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz.
Desde tiempos ancestrales, sus cuevas naturales fueron habitadas. El cañón creado por el río Guadalporcún sirve de cuna a un pueblo con arquitectura muy singular. Se lo cataloga como uno de los pueblos más bellos de Europa. Tanto que en 2019 la European Best Destinations lo incluyó en su lista y encabeza la nómina de los mejores destinos desconocidos de Europa.
Cuando el sol brilla, la belleza de lo blanco de sus edificaciones, el color de la roca y el cielo azul le dan una hermosura difícil de igualar. Las calles de Setenil de las Bodegas se mantienen siempre frescas gracias a su arquitectura.
Sus valiosos tesoros históricos permiten conocerlo un poco más
Durante la ocupación de los moros, este pueblo fue un importante baluarte estratégico. Tanto que su nombre deriva de septem nihil, nombre que en latín significa «siete veces nada». Se relaciona con la cantidad de intentos de sitiar la ciudad, hechos por los cristianos para recuperar un lugar tan estratégico. Pero nunca lo consiguieron.
Aunque quienes llegan por primera vez, seguramente pasarán por la Casa Consistorial. Se trata de un edificio que data del siglo XVI. Allí, una inscripción conmemora la reconquista por los reyes católicos en 1484. Antiguamente la casa fue parte de la fortificación con una torre albarrana y puerta de acceso al fuerte. Subiendo la cuesta se llega al Torreón de Setenil, con vestigios del alcázar que protegía la roca, atacada tantas veces en el pasado.
Otra de sus maravillas es un aljibe que data del tiempo de los moros. Se trata de un pozo que abastecía de agua a los habitantes de la fortaleza. Allí cerca se encuentra el mirador de El Lizón, desde donde se puede ver una panorámica de todo el pueblo y su arquitectura.
Este poblado andaluz tiene muchos más años de lo que parecerá a simple vista. En la Casa de la Damita de Setenil, cerca del torreón, se encuentra un museo que guarda mucho de la historia del pueblo. Allí conservan hallazgos arqueológicos que datan de 5 milenios, como la Damita de Setenil. Es una especie de Venus del período paleolítico, que indica desde qué época Setenil de las Bodegas fue un paso estratégico.