El músico californiano tenía que someterse a una compleja operación de cerebro cuyo éxito no estaba asegurado. El motivo es que el artista, de 39 años, presentaba desde 2006 reiterados temblores involuntarios en sus manos, una enfermedad que le impedía desarrollar con normalidad su trabajo como músico, su gran pasión durante años.
Fue por la complicación del proceso y por los riesgos que conllevaba por lo que este artista decidió someterse a la delicada operación en la que el paciente debe mantenerse despierto. El principal objeto de este tipo de intervenciones no es otro que comprobar, en el mismo momento, si el procedimiento empleado está dando resultado, pues durante el tiempo que dura la intervención los cirujanos hablan con el paciente para asegurarse de su estado de salud.
Animar a que el paciente se mantenga despierto durante una intervención de estas características es, cuanto menos complicado, motivo por el cual una parte compleja del trabajo de los cirujanos es convencer al enfermo para que acepte el duro reto. En este caso el artista aceptó, pero siempre que fuera tocando su guitarra.
