Ocurrió en el condado inglés de Devon, donde Colin Sherlock, de 44 años, fue arrestado y condenado a 126 días de prisión por haber ocasionado un «sufrimiento innecesario» a su gato. Metió al animal en un microondas, luego en una secadora, un congelador y por último un bol de agua. Además de la concena de prisión, se le prohibe ser propietario de otro animal durante un periodo de diez años.
El animal se encuentra bien, aunque tras la terrible experiencia se muestra muy nervioso.
