Un hombre en China demandó a su mujer por fea y ganó el juicio
Jiat Feng, un chino que estaba casado felizmente con su mujer, tuvo un hijo. Todo parecía perfecto, sin embargo, Feng percibió que la niña, no solo no se parecía a ninguno de los dos, sino que para su opinión era realmente poco agraciada. Tras exigir una explicación a su mujer, por sospecha de una infidelidad, su mujer le confeso que en realidad se le parecía a ella, pero antes de operarse de mil formas conocidas con cirugía plástica.
Feng comenzó a investigar, accediendo a fotografías de su esposa de hace unos años, antes de pasar por la cirugía, confirmando así que realmente su mujer era fea de nacimiento. Ante esta desilusión, Feng decidió demandar a su mujer, alegando como demanda que era demasiado fea y que lo había timado al no confesarle nunca que su apariencia es producto de la cirugía plástica. Las autoridades locales de la ciudad de Feng apoyaron a este compensándole, con el dinero del bolsillo de la mujer, con 120,000 dólares.
Parece ser bastante cómica, digna de una película mala, pero llama bastante la atención como la legalidad de un país es tan relativista y estereotipada, para poder juzgar la estética. Lo marcaremos como otro episodio más en los que la justicia se ridiculiza a si misma, dejando de lado casos más importantes por resolver.