Un 60% de la pérdida de biodiversidad se reduce a las dietas a base de carne
Según un nuevo estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el consumo de carne está forzando masivamente muchas zonas ricas en biodiversidad en la Tierra. Con los datos en la mano, la agencia habla de que el 60% de la pérdida de la biodiversidad se basa en nuestras dietas basadas en la carne.
«La cosechas de piensos se producen en un gran número de áreas valiosas y vulnerables de la Tierra», explica el informe. «Muchas de estas regiones no están adecuadamente cubiertas por planes de conservación, y tienen un bajo gasto de conservación y un alto crecimiento agrícola; algunos ya sufren de restricciones relativamente elevadas de tierra y agua».
El aumento mundial de la demanda de carne, sobre todo en China y en los países en vías de desarrollo (por la creación de una clase media inexistente hasta ahora) significa que, a falta de una revolución tecnológica en el campo de la agricultura, el área y los recursos necesarios para producir estos cultivos solo harán que aumentar.
Como el WWF aclara, los impactos son ta severos que los ecosistemas del planeta no podrán soportarlo mucho más. Especies geográfica y biológicamente diversas como el bisonte americano, el lobo guará, la grulla siberiana, el panda gigante, el leopardo de Amur, el oso negro asiático, el tigre de Bengala y el elefante asiático, junto con miles de otros, están en riesgo directo de perder su hábitat debido a las prácticas agrícolas de la industria cárnica.
El informe concluye que «el crecimiento en la agricultura industrial intensiva junto con una mayor necesidad de proteínas y alimentos ricos en energía ha tenido un impacto devastador en la naturaleza».
Para contrarrestar esta significativa destrucción ecológica, los autores sugieren que comamos más verduras y granos enteros, que tengamos una dieta más variada, que desperdiciemos menos alimentos, que moderemos nuestro consumo de carne roja y blanca y que consideremos la compra de alimentos de justo comercio.
Si todo el mundo redujera la cantidad de productos de origen animal que consume hasta comer solo lo necesario para satisfacer las necesidades nutricionales diarias, los terrenos requeridos para los animales de granja disminuirían un 13%, un área equivalente al tamaño de toda la Unión Eurpea.