Amplias zonas de Brasil carecen de alumbrado, debido a la mala gestión de su gobierno
Las limitaciones de la libertad de empresa y el intervencionismo estatal no son siempre síntoma de un Estado autoritario o antidemocratico. Sino todo lo contrario. El sistema del mercado tiene carencias por ello no todas intervenciones públicas han de ser eliminadas, pues algunas son necesarias para corregir los fallos del mercado. Fallos que pueden incurrir en violaciones de derechos.
Este es el caso de Brasil, donde la libertad de empresa es tal ilimitada que los operadores de electricidad no prestan servicio en regiones amplias del pais porque llevar allí el servicio supondría perdidas a la empresa. Esto se debe a que en esas regiones menos desarrolladas la capacidad de pago de los ciudadanos es mas reducida, es decir, pocos se la pueden permitir, y llevar allí la prestación a esos ciudadanos conllevaría muy pequeñas ganancias a la empresa o incluso a veces pérdidas. Debido a esto se incurre en la violación de un derecho tan fundamental como el derecho a la igualdad.
Esto es tan visible que incluso sobrevolando Brasil los pasajeros pueden observar por la noche como amplias regiones del Estado carecen de todo tipo de alumbrado. Esto no es así por ejemplo en España, donde la Administración debe procurar garantizar el principio de universalidad (que nos llegue a todos).Obligando a los operadores económicos a hacer llegar el servicio a todos los ciudadanos aunque no tengan capacidad de pago. Trasladando a la Administración esta obligación de pago. Es decir, la Administración paga una parte o la totalidad de la prestación del servicio al operador económico.
Ejemplos de esto pueden ser las rutas de los autobuses a zonas rurales mas alejadas y con pocos pasajeros, o el caso de la electricidad. En la practica son todas parciales, osea el usuario paga lo que pagan ostros usuarios donde la prestación es rentable para la empresa. De tal manera que el operador no tiene perdidas y a los ciudadanos se les respeta el derecho a la igualdad. Y todo ello gracias las limitaciones de la libertad de empresa y el intervencionismo estatal.