¿Qué se cocinaba hace 10.000 años?
La invención de la cerámica, miles de años antes de la agricultura, ayudó a que los humanos conquistasen el mundo. Los residuos de ollas prehistóricas han ayudado a identificar lo que se cocinaba encones, asestando un nuevo golpe a la credibilidad de la «dieta paleolítica».
Hoy en día, Takarkori y Uan Afuda son parte del desierto del Sahara, en Libia, y se encuentran entre los lugares más áridos de la Tierra Hace diez mil años, sin embargo, la región era un prado fértil. El lugar albergaba hogares para cazadores-recolectores.
Los fragmentos de cerámica que datan del 8.200-6.400 a.C. muestran huellas de las plantas que fueron recogidas en la zona, y nos da una idea de lo que comían nuestros antepasados en aquel momento. Curiosamente, las vasijas de cerámica previamente identificados con la misma mostraron trazas de residuos de animales, pero nada de hierbas.
La doctora Julie Dunne, de la Universidad de Bristol, analizó estos rastros en 110 pedazos de ollas del Saharo, y publicó sus resultados en la revista Plants.
Los 56 restos con residuos vegetales sugieren que las macetas se usaban para procesar frutas, granos y semillas, en lugar de plantas de hoja. También se encontraron restos de animales, pero son menos comunes En combinación con el descubrimiento de que los habitantes de Europa hacía gachas de avena hace 32.000 años, el descubrimiento muestra que los humanos hemos tenido la capacidad de transformar los alimentos, y que esto ha sido una parte importante en nuestra dieta, durante mucho tiempo.
Hubo algo, sin embargo, que llamó la atención de los expertos: muchas de las ollas de cerámica mostraban trazas de ácidos láurico y mirístico, que abundan en el aceite de palmiste y los billetes de papel. Los autores añaden que «por esas fechas no se cree que estuviera presente en el Sáhara, su área de distribución en la prehistoria se limita al sudoeste de Asia».
Los investigadores señalan que la cerámica para cocinar permitió que los alimentos fueran lo suficientemente suaves para que se lo pudieran comer los bebés; esto permitió a los niños ser destetados antes, reduciendo la brecha entre los nacimientos y ayudando a desencadenar la explosión de la población humana.