¿Qué es la reserva cognitiva?
Se trata de un concepto que se originó a finales de la década de los 80. Todo empezó con un revelador estudio. Científicos analizaron los cerebros de un grupo de personas. ¿Qué encontraron? Que tenían cambios propios de haber padecido Alzheimer avanzado. Sin embargo, en vida, esos individuos no mostraron síntomas de la enfermedad. Para entender la razón, es necesario saber qué es la reserva cognitiva.
Es «una especie de propiedad» que tenemos producto de la experiencia. Manuel Vázquez Marrufo, catedrático de la Universidad de Sevilla, lo explica. «Nos protege contra las lesiones que se van produciendo en el cerebro».
Mayor tolerancia
El cerebro posee mecanismos de plasticidad, basados en factores genéticos. Permiten que haya una compensación cuando sufrimos, por ejemplo, una lesión o un traumatismo. A eso se le llama reserva cerebral, relacionada con la capacidad del cerebro para generar nuevas neuronas.
Por su parte, la reserva cognitiva es la que se va acumulando a través de nuestras actividades diarias. Tiene más que ver con la actividad cognitiva que se ha desarrollado desde que se nace.
«Para un mismo daño cerebral en dos pacientes con igual reserva cerebral, el paciente con mayor reserva cognitiva podrá tolerar mejor el daño. Se ralentizan las manifestaciones clínicas.”
En 1986, un joven epidemiólogo llamado David Snowdon hizo otro estudio. Involucró a 700 monjas. Se le llamó el Estudio de las Monjas. Se hicieron pruebas cognitivas y de memoria cada año.
«La Hermana Mary, el estándar de oro para el Estudio de las Monjas, fue una mujer notable. Tuvo un alto resultado en las pruebas cognitivas antes de su muerte a los 101 años de edad. Pero tenía todas lesiones clásicas de la enfermedad de Alzheimer», escribió el doctor Snowdon. «Aquellas hermanas que usaban oraciones e ideas más complejas tuvieron menos probabilidades de desarrollar Alzheimer».
Ejercitarse
En 2017, un estudio internacional comisionado por la prestigiosa revista científica The Lancet halló lo mismo.
Estudió individuos que siguen aprendiendo o formándose durante toda la vida. Tuvieron mayor probabilidad de desarrollar reservas cognitivas adicionales.
Es vital tener actividades que nos hagan ejercitar la memoria, la atención, el lenguaje. «Eso nos va protegiendo del declive cognitivo natural que se produce con el envejecimiento», dice el académico.
Ahora que sabemos qué es la reserva cognitiva, busquemos actividades para fortalecerla. ¿Qué se recomienda? Leer, aprender cosas nuevas, tener vida social, y no caer en rutinas.