¿Puede contagiarse la locura?
Si, ciertas personas pueden contagiarse una alucinación las unas a las otras (y no hablamos de histeria colectiva). Cuando dos o más individuos tienen una relación muy estrecha y poca interacción con otras personas, ya sea porque viven aislados de la sociedad o porque tienen un carácter poco sociable, pueden experimentar una misma alucinación o creencia delirante. En términos psiquiátricos a este extraño e inquietante síndrome se le llama trastorno psicótico compartido o folie à deux (literalmente, locura de dos) y es considerado toda una curiosidad psiquiátrica.
En general, en estos casos, una de las dos personas tiene un trastorno psicótico, y la otra no posee ningún trastorno pero sí una personalidad dependiente. La persona dependiente se aferra a la persona psicótica, creándose una relación particularmente estrecha, tanto, que llega a empatizar con los delirios del psicótico.
Usualmente, la persona psicótica, también denominada dominante (por inducir a los demás sus delirios), crea una idea delirante, durante un episodio psicótico, y la impone, gradualmente, a otra persona cercana dependiente e influenciable (también conocida como dominada). Lo más curioso de todo es que, se supone, que la persona dominada, aunque sufre la misma idea delirante o paranoica que el psicótico, está mentalmente sana. Lo que lleva a cuestionar los límites de la locura, ya que es posible que muchas personas sanas con este síndrome hayan sido etiquetadas como enfermas mentales…
La persona dependiente, potencialmente sugestionable, va adquiriendo aquellas creencias delirantes como algo real y normal. Generalmente cuando estas dos personas se separan las ideas delirantes o alucinaciones de la persona dependiente desaparecen sin más, recuperando ésta la cordura. Aunque generalmente es indispensable que reciba tratamiento psicoterapéutico, con el fin de aceptar la pérdida de la relación con la otra persona, con la que, de la misma forma que comparte su locura, comparte también una relación emocional muy fuerte.
Cuando se trata de una relación padre e hijos la situación es complicada por el tipo de afectividad que poseen. Las decisiones suelen ser trágicas y dolorosas para los miembros del grupo. Además los hijos tienden a idolatrar a los padres, dependen de ellos y les cuesta asumir que su «ídolo» está delirando.
Las parejas más comunes suelen ser las de hermanas, un marido y una esposa, madre e hijo, dos hermanos, amigos íntimos o padre e hijo. Esta patología también se ha manifestado en familias enteras, por lo cual la herencia es un factor que también afecta al «contagio» de este trastorno.
Existen casos en los que la persona dominante transmite la psicosis a la persona dependiente de forma irreversible, es decir, la persona inducida desarrolla una psicosis autónoma, que no se interrumpe con la separación de las dos personas, como si, de alguna manera, la locura fuese contagiosa.