¿Por qué es difícil mantener contacto visual en una conversación?
En muchos países del mundo (como por ejemplo en Asia Oriental), mirar a alguien a los ojos se considera algo grosero. Si esa persona está por encima tuyo en la jerarquía social (un profesor, un jefe…) incluso puede ser desafiante. Sin embargo, en Occidente, mantener el contacto visual es un signo de respeto y seriedad. Y no hacerlo suele hablar de la persona: puede estar mintiendo, nervioso, incómodo, culpable o falto de confianza.
Los adultos hacen contacto visual en más o menos el 30-60% del tiempo de la conversación. Ahora, un nuevo estudio en la revista Cognition encuentran que aquellos que ocasionalmente tienen problemas para mantener contacto visual lo hacen simplemente porque están pensando.
Científicos de la Universidad de Kyoto descubrieron que mantener el contacto visual mientras procesa lo que dice una persona es agotador para el cerebro, ya que le resulta difícil «compartir recursos cognitivos», por lo que uno rompe el contacto visual para procesar mejor lo que dice. El problema se centra en la porción de procesamiento verbal del cerebro.
Para entender la razón por la cual los conversadores a veces rompen el contacto visual, los investigadores reclutaron a 26 personas. A cada uno se le pidió que jugara un juego de asociación de palabras que implicaba mirar fijamente a una serie de caras proyectadas en la pantalla de un ordenador. Algunos miraron directamente a la persona, mientras que otros apartaron la mirada. Cuando se seleccionó un nombre, se pidió a un voluntario que respondiera un verbo relacionado (por ejemplo, agua=beber).
A veces los voluntarios mantienen contacto visual cuando jugaban al juego. En otras ocasiones, miraron hacia otro lado. Los investigadores estaban seguros de elegir asociaciones fáciles y difíciles. «Hoja» y «cielo» fueron uno de los más complejos, por ejemplo. Los investigadores observaron cuánto tiempo tardaron los participantes responder y con qué frecuencia interrumpieron el contacto visual. Tomaron más tiempo para responder preguntas difíciles, como es de esperar. Pero romper el contacto visual acortó el tiempo de respuesta.
Los investigadores sugieren que aguantar la mirada ayuda a vincular la conexión con la otra persona, aunque ya hemos dicho que es intenso para el cerebro. Escribieron que, cuando miramos hacia otro lado, «estamos tratando de evitar que nuestros cerebros se sobrecarguen». Afirman que esto nos ayuda a comprender mejor cómo la comunicación no verbal interactúa con el tipo verbal. Eso es importante, ya que el 85% de la comunicación no es hablada.