Desde Bogotá nos llega el curioso caso de una peluquería redecorada con miles de artículos sobre el grupo de rock y metal norteamericano.
Resulta que Carlos Buitrago, el dueño de este salón de cuidados capilares, tras mucho trabajar en diferentes locales, cuando se pudo independizar hace 16 años, decidió que el negocio que iba a montar iba a ser totalmente diferente al resto, que llamase la atención del personal.
Los casi 1500 objetos alusivos a la banda hacen que este lugar sea un templo de Kiss, y para todos los interesados en cortarse el pelo rodeados de las baquetas que usaron o de los integrante en versión reducida, este es su lugar.
