México se hunde a gran velocidad
Sucede cada vez más rápido. La ciudad de México se hunde a gran velocidad. Más o menos, entre 20 y 30 centímetros al año en promedio. La subsidencia no es homogénea. Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco, al suroriente, son las zonas más afectadas. Lo empeoran la perforación de pozos y la extracción excesiva de agua.
Sergio Raúl Rodríguez Elizarrarás es investigador del Instituto de Geología de la UNAM. Explica que entre 1920 y 1930, las autoridades iniciaron la perforación de pozos. Sin embargo, esto ha propiciado el desequilibrio del subsuelo.
Se pierden sedimentos
«La Ciudad de México se desarrolla históricamente en el lago de Texcoco. La urbanización sigue creciendo de una manera exponencial. Esto necesita agua potable. Y se extrae del subsuelo. Las fuentes externas de las cuales se abastece la ciudad ya no dan abasto», indica. La excavación de pozos aumenta más y más.
«Se descompensa el subsuelo y, con esto, lo que se llama subsidencia. Los sedimentos sobre los cuales está asentada la ciudad pierden los espacios. El desarrollo urbano genera un asentamiento y un hundimiento general», declaró.
Un ejemplo emblemático es el monumento centenario llamado el Ángel de la Independencia. Se empezó su construcción en 1900. En 1906, uno de los lados del monumento comenzó a hundirse. Entonces fue necesario demoler lo construido y diseñar cimientos nuevos. Con el tiempo se agregaron 14 peldaños más para proteger a la estructura.
Rápido descenso
¿La razón? El bombeo de agua en pozos profundos. Pero en la parte central de la ciudad hay otros ejemplos. El Palacio de Bellas Artes o la Catedral Metropolitana. Por eso, a partir de los años 40 y 50 se llevaron los pozos hacia la periferia. Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac y algunas partes del municipio de Chalco. Así trasladaron el mismo problema a otro lado.
Hay sitios que ya están hundiendo casi dos metros cada diez años. México de hunde a gran velocidad. Rodríguez Elizarrarás urge a regular el crecimiento urbano y al ordenamiento territorial.
«Queremos que los impactos sean considerablemente menores. Hay que tomar en cuenta los estudios de regularizaciones y de ordenamiento. Las zonas que no son aptas ya para el crecimiento urbano, deben ser limitadas», puntualizó.