Los extraños usos de la orina a lo largo de la historia
Ese líquido amarillento que nosotros consideramos como desecho, para otros fue (o es) un verdadero tesoro. De hecho, para los científicos la orina es considerada como oro líquido gracias a sus diferentes usos y aplicaciones. Aquí te contamos las más curiosas:
Blanqueador dental
Antiguamente se utilizaba la orina para elaborar un enjuague bucal muy especial, y es que resulta que el efecto blanqueador de la orina es real gracias a que contiene amoniaco, una sustancia que, de hecho, se usa en la mayoría de las pastas dentales.
Pero de hoy en día… ¿por qué alguien preferiría usar un poco de orina en vez de recurrir solamente a su tubo de pasta dental? Los partidarios de la orinoterapia o amaroli, como la tradición ayurvédica de la India la nombra, sostienen que la orina tiene elementos benéficos para el organismo y que la boca (encías, lengua, garganta y por supuesto, los dientes) se ve favorecida por su uso…
Ablandar el cuero
Antes de crear productos químicos en el laboratorio, la orina era una usada cómo fuente rápida y rica de urea, un compuesto orgánico a base de nitrógeno. Cuando se almacena durante largos períodos de tiempo, la urea se convierte en amoniaco. El amoniaco en agua actúa como una base, su alto pH descompone la materia orgánica, por lo que la orina es la sustancia perfecta para ablandar y curtir pieles animales. Además al remojar las pieles, los trabajadores podían quitar el pelaje y los trozos de carne de la piel más fácilmente.
Detergente líquido para ropa
Uno de los ingredientes más usados en los productos de limpieza es el amoniaco. Como base, el amoniaco es un excelente limpiador ya que neutraliza la suciedad y la grasa que son “ácidas”.
A pesar de que los primeros europeos conocían el jabón, muchos de ellos preferían usar la orina para quitar las manchas difíciles de tela. De forma que dejaban por un tiempo, la ropa manchada en una bañera con agua y orina. Una forma de quitar manchas que al parecer, es bastante efectiva.
Un hecho curioso que sucedía en la Antigua Roma: había vasos en la vía pública donde los ciudadanos podían orinar. Una vez completados los envases, eran llevados a una lavandería, diluidos con agua y vertidos sobre ropa sucia
Hacer pólvora
Tener buena pólvora, era necesario en tiempos donde las personas contaban con sus rifles y pistolas para defenderse.
La pólvora es una mezcla de azufre, carbón y nitrato de potasio. Para obtener este último, se mezclaba la orina con cenizas y hojas dentro de un pozo. De la orina se extraía el amonio, que reaccionaba con el oxígeno dando lugar a nitrato, y de las cenizas el potasio.
La mezcla se agitaba cada semana a medida que se iba añadiendo un poco más de orina. Después de varios meses no se añade más orina y a medida que el líquido sobre la mezcla se evapora, aparece la pólvora como una eflorescencia blanquecina detectable por su sabor
La medicina popular
Durante siglos la medicina ha recurrido equívocamente a este fluido como remedio contra las más disímiles dolencias. Así se refiere en el siglo XVI, que para frenar hemorragias nasales se recomendaba frotarse la nariz con orina, preferentemente de asno, y también para combatir fiebres beber un vaso de este liquido durante tres días.
La urea, compuesto de nitrógeno presente en la orina, fue la primera sustancia orgánica creada a partir de materiales inorgánicos. En 1828, el químico alemán Friedrich Wöhler, mezcló cianato de plata con cloruro de amonio y obtuvo un material cristalino de color blanco el cual era idéntico a la urea. El descubrimiento de Wöhler demostró que los químicos orgánicos se podían transformar y producir en el laboratorio, y que además, los seres humanos formaban parte de la naturaleza.
Aunque ya no es necesario recurrir a la orina para lavar la ropa, blanquear los dientes, hacer pólvora… La orina sigue utilizándose de forma poco convencional, pero efectiva, ya sea para generar electricidad o diagnosticar enfermedades, entre otras cosas…