Se trataba de un grupo de guerreros vikingos que combatían con poco más que unas pieles cubriendo sus cuerpos. Los berserker se lanzaban de manera psicótica al combate, echando espuma por la boca y llegando a morder sus escudos. La furia con la que entraban a la pelea aterrorizaba a enemigos y aliados por igual, pues en ese estado atacaban indiscrimidamente sin distinguir a sus aliados.
La resistencia al dolor y su furia se debían a la ingesta de hongos alucinógenos como la Amanita muscaria o el consumo de cerveza elaborada con cereales contaminados por cornezuelo, que contiene ácido lisérgico (precursor de LSD). Los vikingos también bebían cerveza preparada con otra planta narcótica, el beleño negro, que produce sensación de ligereza y de flotar en el aire. Produce comportamientos violentos que suelen estar acompañados de risas delirante; pero esta planta contiene alcaloides que pueden causar un coma o la muerte. Es muy probable que estos guerreros consumieran estas bebidas antes de entrar en combate.
También pudo influir en su comportamiento la religión que profesaban, la cual les inducía gran furia ya que para alcanzar el mejor paraíso había que morir en batalla.
