Lindsay Hamon ha dedicado los últimos 26 años de su vida a recorrer el mundo cargando con una pesada cruz de madera, emulando al viacrucis de Jesús.
Empezó ha realizar su peregrinaje en 1987 y ha estado en 25 países con la cruz a cuestas.
“He visitado lugares hermosos, pero también me tocó ser atacado y hasta expulsado de la Plaza San Pedro, en Roma”
Afirma querer seguir con su viaje visitando más países, eso sí con su carga a cuestas.
La cruz está hecha de madera de cedro, la lleva unas 12 horas al día, mide 3,5 metros de largo por 2 de ancho y en el extremo opuesto a donde esta Lindsay hay una rueda para facilitar el movimiento.
“Traté de dejar mi trabajo y dedicarme a llevar la cruz y la palabra de Dios a tiempo completo, pero no tengo el dinero suficiente para llegar a fin de mes”, cada cierto tiempo vuelve a su ciudad para trabajar y reunir dinero para poder continuar.
