Durante más de 20 años se habían depositado en un diminuto cuarto situado en la sexta planta de la Audiencia Nacional, al lado de los despachos de los magistrados de la Sección Tercera todas las armas incautadas a etarras, miembros del Grapo y otras bandas organizadas. Durante el traslado que desde hace unos meses se está realizando desde la calle Génova hasta Prim de la Audiencia nacional (durante el transcurso de una obras que se espera duren dos años) fueron encontradas más de 1.300 armas de fuego, todas ellas etiquetadas y guardadas ordenadamente en cajas y armarios. En algunos casos el arma se encontraba acompañada de una ficha policial, unas huelals dactilares o una referencia al atentado en el que tuvo parte. Algunas de esas armas pertenecieron a los sanguinarios comandos Vizcaya o Donosti de ETA. Desde luego, no se hallaban almacenadas en un lugar correcto, ya que debían encontrarse bajo custodia de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional. Todas las armas eran funcionales, aunque la munición se almacenaba por separado.
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