El uso de esta droga entre las tropas fue muy extendido tanto en el bando aliado como en las fuerzas del Eje. Entre las tropas alemanas y finlandesas se popularizó el Pervitin, apodado como «Chocolate del piloto» o «Sal del piloto». Su consumo por parte de los equipos de los tanques Panzer le otorgó el sobrenombre de Panzerschokolade («chocolate de tanque o de Panzer»). Entre abril y julio de 1940 se distribuyeron más de 35 millones de dosis de 3 mg de Pervitin. Se ha especulado que Adolf Hitler recibía inyecciones de metanfetamina por parte de su médico personal.
Japón también produjo metanfetamina para uso civil y militar. Al igual que en otros países, los efectos secundarios no fueron estudiados correctamente, por lo que una normativa regulatoria no se vio necesaria. En los años 1940 y 1950 se administró esta droga a los trabajadores industriales japoneses para incrementar su productividad.
Junto a la anfetamina, las tropas aliadas fueron suministradas con metanfetamina para paliar la fatiga y mejorar la concentración durante las batallas largas. Este experimento fue un fracaso porque los soldados se volvieron agitados, fueron incapaces de canalizar su agresión y mostraron alteraciones en su juicio.
