Se trata de una iniciativa del propio ayuntamiento, consistente en multar con 750 euros al que orine en una playa de la localidad. Se pretende así “proteger” de ello las zonas de litoral tanto de La Antilla, Islantilla y Nueva Umbría de las personas que sean sorprendidas o denunciadas por orinar en el agua del mar a cualquier hora del día.
Todavía se desconoce el proceso de identificación de un meón, aunque se podría imaginar a municipales en bañador (pero con chaleco reflectante y gorra) y una porra con sofisticado sensor laser que identifique la “agüita amarilla”. Quizás se haga uso del avión de la propaganda para hacer una batida aérea acompañado de un sensor infrarrojos.
La pregunta que cabe hacerse es si por un pis, 750 euros, cuanto costará escupir, sonarse los mocos o cosas peores. Por si acaso querido bañista, procure no quedarse demasiado tiempo quieto, mirando al horizonte, con cara de placer mientras está bañándose.
