Jack Unterweger, el escritor asesino en serie
Una historia real… y literaria
A veces los límites entre la realidad y la fantasía son tenues. Lo sabía Jack Unterweger, el escritor asesino. La historia que protagonizó sirvió de inspiración para libros y obras dramáticas. Y es que la trama de esta historia es compleja y sorprendente.
Nació en Austria en 1950. Luego de una adolescencia difícil y delictiva, mató a una prostituta en 1974. Sucedió en Salzburgo. A raíz del crimen, se le condenó a cadena perpetua.
Ese sería el fin de la historia. Pero la literatura lo salvó. Y no es una metáfora.
Jack Unterweger, el escritor asesino, no sabía que era escritor hasta que estuvo preso. Mientras estaba encarcelado, comenzó a escribir poemas, obras de teatro y novelas autobiográficas autodiseñadas. Una novela, «Purgatorio», fue un best seller. Unterweger se convirtió en el favorito del conjunto radical-chic de Viena, que descubrió en su literatura la prueba de un hombre reformado.
Comenzó una campaña a favor de su su liberación. Escritores, artistas, periodistas y políticos, en su mayoría socialistas, pidieron que se le indulte. Entre ellos estaba Elfriede Jelinek,la escritora que ganó el Premio Nobel en el 2004 . Unterweger se convirtió en el modelo de la rehabilitación exitosa. Todos creían que había enderezado su vida y que merecía el perdón.
El 23 de mayo de 1990, tras cumplir la pena mínima posible, Unterweger fue puesto en libertad condicional. En los 18 meses siguientes a su liberación, se convirtió en una celebridad austriaca. Dio lecturas en toda Austria y Alemania, organizó sus obras de teatro y trabajó como reportero para la ORF, el equivalente de Austria a la BBC. También mató a 11 mujeres.
Escritor, asesino… y periodista
Cuando las noticias de los primeros asesinatos salieron a la luz, Unterweger cubría los casos en el rol de periodista. Entrevistó al jefe de policía de Viena y produjo una serie de transmisiones de radio y ensayos en periódicos sobre el tema. Pasarían nueve meses antes de que se emitiera una orden de arresto contra Unterweger. Antes de eso, ya había huido a Los Ángeles, en Estados Unidos. Allí mató a tres mujeres más, luego trabajar con una credencial de periodista, que le permitió recorrer con la policía los barrios peligrosos de la ciudad.
Allí se le acabó la suerte. Capturado por el FBI, fue condenado a cadena perpetua. No lo soportó y se suicidó en su celda, colgándose.
La realidad, terrible e inevitable, suele superar a la ficción.