Durante el mandato de Enver Hoxha en la República Popular Socialista de Albania se construyeron más de 700.000 búnkeres por todo el país, alrededor de uno por cada cuatro habitantes. Es fácil verlos por toda la geografía albana ya que hay una media de 24 búnkeres por kilómetro cuadrado.
El programa de «bunkerización» promovido por Hoxha se tradujo en la aparición de este tipo de construcciones por todos los rincones de Albania, desde pasos de montaña a calles. Su valor militar era escaso y nunca fueron utilizados para su propósito durante el régimen comunista (1945-1990). Su construcción fue ruinosa para Albania, ya que el dinero utilizado en ellos podría haber servido para paliar problemas más graves en el país, tales como la escasez de viviendas y la mala calidad de las carreteras.
Su abandono se produjo con la caída del comunismo en 1990. La mayoría se encuentran en estado de ruina, aunque algunos han sido reconvertidos en viviendas, cafeterías, almacenes o refugios para animales o gente sin techo. Se usaron brevemente como lugar de protección durante la Guerra de los Balcanes pero hoy en día son un lugar popular entre los jóvenes albanos para perder la virginidad.
