El satélite artificial que brilla en el cielo
Un satélite lanzado el septiembre de 2022 se convirtió en uno de los objetos más brillantes del cielo nocturno. Por si fuera poco, el satélite, llamado BlueWalker3, es solo un prototipo. La empresa que lo fabrica es la estadounidense AST SpaceMobile. Y quiere construir toda una constelación de estos dispositivos. El satélite artificial que brilla en el cielo podría ser el primero de muchos.
El astrónomo Sangeetha Nandakumar, de la Universidad de Atacama (Chile), habló de esto. Dijo que es urgente mitigar el impacto de estos enjambres de satélites. El sitio web de seguimiento de satélites Orbiting Now dice actualmente hay 8.693 satélites artificiales. La mayoría en órbita terrestre baja. El problema es que el espacio exterior pertenece a todos y a nadie al mismo tiempo. Y sin normas que regulen lo que ocurre allí arriba, se propicia el caos.
Como Betelgeuse
Todo el mundo quiere un trozo del pastel de las constelaciones de satélites. Los científicos calculan que unos 100.000 satélites de constelación estarán en órbita terrestre en 2030. Starlink intenta minimizar el impacto de sus satélites, al menos. Los recubren con pintura que reduce su brillo y arreglan las señales de radio que se filtran.
La tendencia al lanzamiento de satélites cada vez más grandes y brillantes sigue creciendo. El caso de BlueWalker 3 pone de relieve la urgente necesidad de regulación. Comenzó siendo bastante brillante, con una magnitud de 1, más que el sistema Polaris. El 25 de diciembre bajó a magnitud de 6, lo más bajo que el ojo humano puede ver sin ayuda. El 4 de abril de 2023, sin embargo, el satélite había vuelto a brillar hasta la magnitud 0,4. Es decir, el satélite artificial que brilla en el cielo es casi tan brillante como Betelgeuse.
Impacto
Existe un enorme problema para las observaciones astronómicas desde tierra. No solo suponen una fuente de contaminación lumínica. En las horas crepusculares perjudica las detecciones de asteroides. E interfiere con las bandas de longitud de onda en las que operan los radiotelescopios.
Nandakumar y su equipo sugieren reducir los daños de sus máquinas antes de lanzarlas al espacio. «Hay que evaluar el impacto de los operadores de satélites antes de su lanzamiento. Y se debe evaluar de forma crítica», escriben los autores del estudio.