El “efecto Matilda” que invisibiliza a las científicas
Esa vieja costumbre de silenciar las voces femeninas en la ciencia… Parece increíble, pero sus ecos persisten. Es el “efecto Matilda” que invisibiliza a las científicas. ¿Por qué se llama así? Una de las primeras mujeres en denunciarlo públicamente fue Matilda Joslyn Gage. Era una sufragista y abolicionista de finales del siglo XIX en Estados Unidos. Ella luchó por los derechos de las mujeres y de las minorías.
Mujeres silenciadas
Su ensayo de 1883 Woman as an inventor («Mujeres inventoras») describe este fenómeno, pero no le pone un nombre. «La educación científica a la mujer le fue negada enormemente. Pero algunos de los inventos más importantes del mundo se deben a ella», escribió enumerando varios ejemplos.
Sin embargo, «la proporción de inventores femeninos (con patentes) es mucho menor que la de masculinos. Se debe al hecho de que la mujer no posee la misma de libertad que el hombre», analizó Gage.
Ella fue víctima de ese mismo efecto que denunciaba. No porque fuera una inventora opacada por un hombre que le robara crédito. Sino porque fue silenciada por sus colegas y no reconocida debidamente por la historia, opinan investigadores.
Gage era una ferviente luchadora del derecho al voto de las mujeres. Y, sin embargo, fue apartada por sus propias compañeras feministas. Margaret W. Rossiter es la historiadora científica estadounidense que acuñó la expresión «efecto Matilda». Es profesora retirada de la Universidad Cornell, de Estados Unidos. Dedicó toda su vida a buscar nombres perdidos de mujeres científicas no documentadas en los libros. Observó que este patrón de invisibilidad femenina se repetía una y otra vez en la ciencia. Los hombres toman el crédito del trabajo de las mujeres, y ganan más premios que ellas. Ya lo tenía: era el “efecto Matilda”, que invisibiliza a las científicas en la Historia.
Estereotipos
La desigualdad de género no es una novedad. Hasta hace no mucho tiempo, las mujeres en países occidentales no tenían derecho a estudiar en una universidad. Pero hay muchas inequidades y prejuicios que siguen vigentes en la sociedad.
«Los estereotipos que hay acerca del papel que juegan las mujeres en la ciencia siguen estando. ‘Las mujeres son menos brillantes’, ‘las mujeres se esfuerzan menos’. Solo el 3% de Nobel en ciencia han sido otorgados a mujeres. Según la presidenta de la AMIT, en el mundo científico español hay solo entre un 20 y 25% de mujeres. Y con la pandemia este número se agravó. Una probable explicación de este escaso número es el perjuicio.
«Una parte importantísima del problema es la percepción que tiene la sociedad. Cree que las niñas son peores en matemáticas, que no tienen visión espacial, que son incapaces… Y si son capaces, se piensa que no les va a ir bien.»
#NoMoreMatildas
El movimiento #NoMoreMatildas no solo está respaldado por científicas, sino por escritoras, instituciones y medios de comunicación.
La iniciativa incluye la publicación gratuita de cuentos sobre Einstein, Fleming y Schödinger, como si hubiesen sido mujeres. Y biografías de científicas reales como la geóloga danesa Inge Lehmann, la bióloga estadounidense Bárbara Mcclintock y la química británica Rosalind Franklin.
La campaña busca visibilizar e inspira a las niñas a que persigan carreras científicas. «No se dejen intimidar por las científicas famosísimas. La mayoría de las científicas no somos famosas. Somos personas normales que hacemos un trabajo que nos gusta mucho», dice Rossiter.
«Siempre me dijeron que no encajaba. Y pensé. Entonces eso es algo bueno. Yo no quiero encajar. No es mi objetivo en la vida», afirma.
«¡Sigue adelante, no sabes lo que depara el futuro! Y si los niños aún dicen que las niñas no pueden estudiar matemáticas. Deberías responder: ‘¡Oye, lo hacemos igual de bien!'».