No se sabe si por azar, por casualidades del destino o por pura afección, tras haber pasado unos minutos desde que no compartían el útero materno pero ellos ya se echaban de menos, los mellizos donostiarras Daniel y María se buscaron en la cuna que compartían en la clínica y se dieron la mano.
Un enfermero vio la escena y no dudó en hacer una foto. Ahora el doctor Javier Rodríguez de la clínica Zuatzu aún se conmueve cuando recuerda la historia de la célebre fotografía.
«Se trataba de una cesárea programada de un embarazo gemelar porque los pequeños venían de nalgas. Todo transcurrió con normalidad y, tras el nacimiento, se llevaron a los niños a una cuna térmica. Cada uno se puso a mirar hacia un lado pero de una forma natural unieron sus manos», recuerda el doctor Rodríguez.
El facultativo recuerda que en sus años de carrera «es la primera vez» que ve un caso como éste. «Me impresionó tanto y me gustó tantísimo» que me pareció un caso muy «significativo», describe.
«No es que se estén rozando, es que están cogidos como si tú le coges de la mano a tu novia. Es como si quisieran prolongar fuera del útero esa sensación de sentirse hermanos que han compartido tanto tiempo juntos», recalca el doctor.
