En esta época del año, la mayoría de los frigoríficos están repletos de comida y bebidas que ha sobrado de nuestras comidas familiares, evitando así que se estropee.
Como la alimentación es un pilar básico en nuestra salud, y hay ciertos mitos que rodean este mundo, hoy desmentimos cinco mitos.
Mito 1: si has descongelado carne, no puedes volver a congelarla.
Desde el punto de vista de la seguridad, es correcto volver a congelar la comida con una condición: que se hubiera descongelado en el frigorífico a una temperatura de 5ºC o menos. Pero aunque sea saludable, descongelar comida que ya había sido descongelada puede hacer que el alimento se agüe un poco.
Otra opción es cocinar los alimentos descongelados y luego dividir en pequeñas porciones congelándolo una vez ha dejado de emitir vapor, ya que si sigue humeando se condensará formando charcos de agua, que sumándolo a los nutrientes de los alimentos, crea el escenario perfecto para el crecimiento microbiano. Por lo tanto, es recomendable esperar una media hora antes de refrigerar o congelar los alimientos cocinados.
Planea con antelación qué alimentos vas a descongelar para hacerlo en la nevera, así lo harás de una forma mejor y te aseguras que puedes volver a congelarlo, por si acaso.
Mito 2: lavar la carne antes de prepararla / cocinarla.
No es una buena idea lavar la carne antes de cocinarla, ya que podría ser contraproducente: en vez de eliminar las bacterias, podríamos estar añadiéndolas.
Sí es bueno, sin embargo, hacerlo cuando hablamos de frutas o verduras, ya podríamos encontrar tierra o pequeños insectos si la hortaliza o el fruto no ha sido tratado con pesticidas. La fruta, ensalada, las verduras y otros alimentos deben ser preparados antes de la cocción por separado, lejos de la carne cruda, pollo, mariscos y otros alimentos que necesiten cocción.
Mito 3: la comida caliente debe enfriarse completamente antes de ponerla en la nevera.
No es correcto dejar alimentos durante un tiempo prolongado o durante la noche antes de meterlos en la nevera.
Los microorganismos pueden crecer rápidamente en los alimentos que se encuentran en temperaturas entre 5ºC a 60ºC. El control de las temperaturas es la manera más simple y eficaz de controlar el crecimiento de las bacterias. Los alimentos perecederos deben pasar el menor tiempo posible dentro del rango térmico antes mencionado.
Como hemos comentado anteriormente, con media hora sería suficiente cuando nos referimos a alimentos que emitan vapor. Si no lo hacen, pueden ser introducidos en la nevera inmediatamente. Y recuerda, si tienes una porción grande de comida (un pollo al horno, por ejemplo), es mejor fraccionar primero el alimento.
Mito 4: si huele bien, entonces está en buen estado.
Esto no siempre es cierto. Las bacterias en descomposición, levaduras y moho son los culpables habituales de las comidas que emanan un olor desagradable cuando está en mal estado, así que en alimentos que tengan estos ingredientes será fácil identificarlo. Pero las bacterias pueden crecer en alimentos y no causar cambios obvios en la comida, así que la mejor opción es la de inhibir su crecimiento.
Mito 5: si conservas un alimento en aceite puede ser dejado a temperatura ambiente.
Sumergir los alimentos en aceite no va a eliminar los patógenos que intentan infectar tu comida. De hecho, hay ciertas bacterias que son anaeróbicas, como Clostridium botulinum (que produce botulismo), y que puede sobrevivir en él. La falta de oxígeno ofrece las condiciones perfectas para su crecimiento.
Los brotes de botulismo suelen surgir de consumos de verduras en aceites (ajo, aceitunas, champiñones, frijoles y chiles, principalmente) que en su mayoría se han atribuido a productos no preparados adecuadamente.
Pero las conservas en aceite pueden hacerse de una manera segura. En 1991, el gobierno de Australia estipulaba que esta clase de conservas pueden hacerse si el pH, una medida de la acidez, es inferior a 4,6.
