Comer insectos es un banquete muy nutritivo
Desde tiempos inmemoriales los insectos formaron parte de la alimentación de los seres humanos. En diversos sitios del mundo, comer insectos aún es una costumbre vigente. Cerca de 2.000 millones de personas en el mundo incluyen insectos en la dieta.
Comer insectos podría ser la solución para alimentar la población mundial en el 2050
En muchos países se practica la entomofagia. Sin embargo, en un futuro cercano, puede ser una solución para la alimentación de la población a nivel mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la población mundial crecerá a 9.000 millones de habitantes para el 2050.
La OMS asegura que la producción de alimentos no crecerá en forma proporcional al incremento del aumento de la población. Por esta razón, un cambio al menú tradicional no es algo ilógico, teniendo a mano una inagotable fuente de proteínas, como podrían ser los insectos.
Según estudios de la Universidad de Alicante, los insectos poseen un exoesqueleto formado por quitina. Este es un polisacárido de amino azúcar con un alto peso molecular. La parte carnosa de los insectos está compuesta por una alta cantidad de nutrientes en forma de aminoácidos esenciales. También contienen más vitamina B12, minerales como el zinc y el hierro y además riboflavina.
Este alimento es rico en proteínas. Es incluso más nutritivo que la carne y los lácteos, con mayor cantidad de ácidos insaturados. Además la alimentación de los insectos comestibles se basa en vegetales, es decir que son vegetarianos.
Ventajas de la práctica de la entomofagia
La Universidad de Wageningen de Holanda, confeccionó un catálogo compuesto por más de 2100 especies de insectos comestibles. La lista incluye arácnidos, escarabajos, saltamontes, hormigas, grillos, avispas, abejas, orugas y langostas.
Según la FAO, un 26% de la tierra cultivable está dedicada a pasturas para el ganado y otro 30% está ocupada con la producción de alimentos para el ganado. Casi un 20% de los gases de efecto invernadero se producen en la cría de ganado porcino y vacuno.
Al contrario sucede con los insectos. Su cría parece que prácticamente no produce gastos. Desde el punto de vista ecológico, se utiliza poca agua y se producen hasta 100 veces menos gases de efecto invernadero. O sea que reduce notablemente el impacto ambiental agrícola.
En todos los continentes hay personas que ya los consumen
Se recomienda para el consumo, el reemplazo de una porción de productos animales por insectos. Sería una buena forma de introducir de a poco en la dieta diaria, una porción de bichos para reemplazar la carne de pollo o vacuna y también los lácteos.
En España no es nuevo, entre 2004 y 2008 en el Mercado de La Boquería en Barcelona se vendían piruletas de escorpión, hormigas crujientes y gusanos tostados. A partir de 2018 se permitió el consumo y la venta de insectos para la alimentación de humanos en Europa. También en África, Latinoamérica, Oceanía y Asia se practica la entomofagia.
Aunque para los países occidentales es una costumbre que llevará más tiempo adoptar. Sin embargo, muchos productos, como los cosméticos, tienen componentes basados en insectos, por ejemplo los pintalabios. Simplemente, es una cuestión de costumbres.