China sigue dando pasos para tratar de frenar la contaminación del planeta. Su uso del carbón está disminuyendo, y están invirtiendo fuertemente tanto en la energía nuclear como en el viento, y ahora parece que también apostarán por la energía solar.
La empresa Sungrow Power Supply anunció este mes que han terminado la construcción de una planta de energía solar de 40 megavatios en las aguas de la costa de Huainan. Gracias a su ubicación en alta mar no «ocupa» ningún espacio, y utiliza menos energía que la mayoría de los parques solares, puesto que el propio agua del mar actúa como refrigerante natural.
China es, de lejos, el mayor emisor de gases de efectos invernadero. Pero, a diferencia de otros gobiernos (como el estadounidense), sus líderes parecen firmes en la decisión de convertirse en una superpotencia verde. Y la energía solar es una de las mejores maneras de lograrlo.
Una investigación reciente ha analizado cómo la energía solar es una de las mejores formas para combatir los gases de efecto invernadero: los paneles son responsables, actualmente, del 0,4% de la producción mundial de electricidad, pero si esto aumenta a un 10% en 2050, se evitaría que la atmósfera tuviera que soportar 39,6 millones de toneladas de dióxido de carbono. Además, se traduciría en nuevos puestos de trabajo.
