El gobierno australiano podría prohibir a los niños no vacunados a asistir a los centros preescolares y las guarderías. Bajo un nuevo plan gubernamental encabezado por el primer ministro Malcolm Turnbull, llamado «No jab, no play» (traducido sería algo como «no pinchazo, no juego»), el país oceánico da un paso más en su estricta legislatura contra los padres que no vacunan a sus hijos: ya en 2015, el gobierno federal retiró ayudas y beneficios sociales a aquellos que no protegían a sus primogénitos, haciendo aumentar el número de vacunas en 200.000.
Actualmente, las autoridades del estado de Queensland, Nueva Gales del Sur y Victoria ya exigen que los niños sean vacunados, pero otras zonas del país federal carecen de dicha legislación. El proyecto es que la misma legislación rija en los seis estados del país.
El primer ministro Malcolm Turnbull ha declarado que «no es un ejercicio teórico, esto trata sobre la vida y la muerte». Según si criterio, vacunar o no no es una decisión que afecte únicamente a tu hijo: «si yo no vacuno a mi hijo, no estoy poniendo solo en riesgo a mi hijo, sino que también a todos los demás».
Se cree que, desde 1990, en el mundo se han salvado 122 millones de vidas de niños gracias a las vacunas. Ante la creciente tendencia del pseudocientífico movimiento antivacunas, el gobierno australiano no ha visto otra manera que restringir la ley para salvar a su población de posibles riesgos para la salud.
