El último hombre de una tribu amazónica: solo, incomunicado y amenazado
El mes pasado, el departamento de asuntos indígenas del gobierno de Brasil, la FUNAI, publicó imágenes del último miembro de una tribu amazónica no contactada, además de un vídeo de un hombre de unos cincuenta años talando un árbol con un objeto parecido a un hacha.
El miembro de la tribu, apodado «el hombre del agujero», vive solo en Rondônia, en el oeste de Brasil, y según la misma FUNAI está constantemente huyendo de las visitas externas. Nadie sabe su nombre, el idioma que habla y ni siquiera a la tribu a la que alguna vez perteneció, y rechaza por completo cualquier contacto con el mundo exterior.
En los últimos 22 años, el departamento ha vigilado al miembro de esta tribu y, a principios de la década de los 90, fue designado como área protegida. A pesar de sus esfuerzos, el hombre no está completamente seguro: su tierra está rodeada de ganaderos y, en 2009, fue blanco de hombres armados, que se cree que fueron contratados por rancheros que querían apoderarse de más tierras. También, se cree que estos mismos ganaderos son los responsables de exterminar el resto de la tribu en los años 70 y 80.
Su maloca (así se le denominan a estas chozas) está hecha de paja y barro. En sus terrenos, casi abandonados, cultiva maíz, mandioca, papaya y plátanos. En el interior, almacena puntas de flecha para cazar y antorchas hechas de resina de árbol. La FUNAI suele dejar por la zona hachas y machetes para que el hombre pueda encontrarlas.
Su apodo es debido a que a menudo se le ve haciendo grandes agujeros, a veces de 2 metros de profundidad, para esconderse en su maloca cuando los intrusos están cerca para atrapar animales. Según las investigaciones, el hombre pasa gran parte de su día cazando animales como cerdos, monos y pájaros, gracias a sus herramientas.
Si bien es el único superviviente de su tribu, hay aproximadamente 150 millones de personas en todo el mundo que están en mini civilizaciones incomunicadas. Brasil posee más tribus que cualquier otro país del mundo, y los funcionarios de la FUNAI sospechan que hay 100 o más grupos aislados en el país. Muchos de ellos amenazados bajo intereses económicos, como las comunidades agrarias, ganaderas y la urbanización.