El contrato para los espectáculos del legendario rockero Eddie Van Halen establecía que el artista debía ser provisto de una olla de M&Ms, pero sin los dulces de sabor a café.
La razón de esto es en realidad bastante simple, y no se debía sólo a un capricho. Era para verificar que los productores de sus conciertos habían leído cuidadosamente el contrato y las especificaciones técnicas, en medio de las cuales figuraba la cláusula de los M&Ms.
