Uno de los animales más buscados del mundo
¿De quién se trata? De un topo ciego iridiscente con superpoderes auditivos. Ha sido redescubierto en dunas de arena de Sudáfrica, 87 años después de ser descrito para la ciencia. Era uno de los animales más buscados del mundo. ¿Cómo lo hallaron?
El nuevo hallazgo del topo dorado de Winton fue confirmado mediante un análisis de ADN ambiental. Los hizo un equipo de conservacionistas y genetistas del Endangered Wildlife Trust (EWT) y la Universidad de Pretoria. Los resultados del estudio se publican en la revista Biodiversity and Conservation.
ADN del suelo
Se trata de la undécima especie de una iniciativa internacional lanzada en 2017. Se hizo para encontrar los 25 animales perdidos más buscados del mundo. El equipo usó la técnica emergente del eADN, que es el ADN que los animales desprenden a medida que se mueven a través del ambiente. Generalmente está en forma de células de la piel, cabello y excreciones corporales. Además de vivir en madrigueras en gran parte inaccesibles, los topos dorados tienen un oído extremadamente sensible. Pueden detectar vibraciones del movimiento sobre el suelo, lo que les ayuda a evitar ser vistos desde la superficie. Rara vez dejan túneles que sean visibles desde la superficie a medida que se mueven bajo la arena.
«Extraer ADN del suelo no está exento de desafíos. Pero refinamos nuestras técnicas, incluso antes de este proyecto. Estábamos bastante seguros de que si el topo dorado de Winton estuviera en el ambiente, podríamos detectarlo. Lo dijo en un comunicado Samantha Mynhardt, genetista conservacionista de la Universidad de Stellenbosch.
Rastreando al fugitivo
Recolectaron más de 100 muestras de suelo en junio de 2021. Recorrieron playas y dunas en la costa noroeste de Sudáfrica, incluida la playa de Port Nolloth. Fue el único lugar donde se había encontrado en 1936 el topo dorado de Winton. Así rastrearon uno de los animales más buscados del mundo. Había varias especies de topo dorado que vive en la arena a lo largo del tramo de costa.
El desafío era determinar si el topo dorado de De Winton era uno de ellos, ya que solo había un ADN de referencia disponible. Tuvieron que esperar un año hasta que una segunda secuencia genética de la especie esté disponible. Estaba en un museo de Ciudad del Cabo. Eso permitió confirmar la identidad finalmente.