Seguro que has pasado largas noches de verano intentando acabar con ese mosquito que no para de volar alrededor de tu oreja, no te preocupes si es macho no te va a picar, pero si es hembra probablemente te levantes al día siguiente con varias picaduras.
Tienen un cuerpo alargado, con patas largas y no suelen superar los 15 milímetros, son conocidos como los famosos mosquitos. Pero sólo son las hembras las que se encargan de chupar nuestra sangre dejando ronchas por nuestro cuerpo que no puedes parar de rascar.
Poseen piezas bucales que forman una larga probóscide preparada para perforar la piel y succionar sangre. Necesitan la sangre para poder iniciar el ciclo gonotrófico y poder hacer así una puesta de huevos. Por lo general, las hembras pican una sola vez para una ingesta de sangre. Salvo las que se encuentran en un estado de debilidad, esto hace que piquen reiteradas veces.
Sin embargo los machos no se alimentan de nuestra preciada sangre, sino como muchos otros insectos, de néctar, savia o el zumo de las frutas. Los órganos bucales de los machos difieren de los de las hembras en aquello que los habilita para succionar sangre.
Sólo existe un tipo de mosquito en el que las hembras no se alimentan de sangre humana, son los Toxorhynchites, aunque sus larvas si ingieren otras larvas de mosquitos.
