Siguiendo a tiburones blancos en tiempo real
«Atención: Kure Beach, Carolina del Norte. Mary Lee, un tiburón blanco hembra de 5 metros y 1.500 kilos, está muy cerca de la zona. Por favor, sigan nuestro monitor para conocer sus posiciones, daremos más avisos si sigue cerca de la playa«.
Este es el último mensaje sobre el avistamiento de un tiburón que OCEARCH ha proporcionado en tiempo real a través de su Monitor Global de Tiburones (Global Shark Tracker).
En estos últimos cinco años, esta organización sin ánimo de lucro ha capturado y etiquetado a 110 tiburones por todo el mundo (75 de ellos grandes blancos) y ofrece una herramienta gratuita y online para conocer mejor su comportamiento. Su objetivo: combatir los prejuicios que tiene la población sobre estos animales y conseguir que hablen de ellos con curiosidad y no con miedo.
«La gente teme lo desconocido», explica Chris Fischer fundador y líder del equipo de OCEARCH, «pero a medida que damos más información, la conversación cambia. Hay que explicarles que debemos tener tiburones si queremos tener océanos y tener futuro».
Gracias a su sistema de monitorización pueden seguir en tiempo real vía satélite los desplazamientos de los escualos por el océano. Basta con pinchar en un punto del mapa (que identifica a cada uno de los tiburones) para saber su edad, especie, tamaño y poder ver las fotografías de su captura y posterior puesta en libertad.
Siguiendo los desplazamientos de los tiburones no sólo pueden anticiparse al acercamiento de tiburones a los bañistas, algo que según explica Fischer es común pero raramente supone un peligro: «es dos veces más probable que te caiga un rayo que el ataque de un tiburón”, sino también, conocer mucho mejor a estas especies marinas.
Hasta ahora no se sabía mucho sobre estos peces porque son demasiado grandes para estudiarlos en vivo y seguirlos era caro y complicado, según aclara Fischer. «Se mueven mucho más de lo que creíamos”. «Muchos de estos tiburones nadan más de 1.600 kilómetros al mes, un mes tras otro”. “Abarcan áreas gigantescas», insiste. En el caso de las hembras, por ejemplo, han descubierto que tienen un ciclo migratorio de dos años y alternan periodos en la costa con periodos en mar abierto. En Guadalupe, México, el equipo descubrió que varios ejemplares acudían a criar al lugar donde habían nacido aunque no saben el motivo.