¿Por qué es salada el agua de mar?
Los océanos se formaron hace unos 4.000 millones de años. Siempre han estado allí y sin embargo, la mayoría de nosotros desconocemos la procedencia de su composición. El origen del carácter salino del agua de mar tiene raíces más que ancestrales y durante millones de años las emisiones gaseosas, las lluvias y las corrientes de agua que han llegado a los océanos desde la tierra han estado incorporando sales minerales a esta solución salina tan compleja.
El agua de mar se compone de sales minerales y diversas materias biológicas producto de los desechos y la descomposición de la tan diversa vida marina. La sales de los océanos generalmente provienen de largos procesos graduales como la ruptura de rocas ígneas (se forman cuando el magma se solidifica) de la corteza terrestre al enfriarse, la erosión, el desgaste de las montañas, la acción disolvente de las lluvias y las corrientes que transportan agua cargada de minerales y otros compuestos hacia el mar.
Por otra parte, el resto de las sales proviene de la disolución de rocas y sedimentos que se encuentran debajo de la superficie terrestre y también del propio océano. Los materiales sólidos y gaseosos que se escapan desde la corteza terrestre por las fumerolas hidrotermales y respiraderos volcánicos submarinos también contribuyen a salinización del agua.
El producto de todos estos procesos naturales es la disolución de partículas atómicas cargadas eléctricamente (iones) como el sodio (Na+), cloro (Cl-), azufre (S2-), calcio (Ca2+), magnesio (Mg2+) y potasio (K+), entre otros. De todos ellos los más abundantes son los iones de cloro y de sodio que al juntarse pierden la carga eléctrica y forman una molécula sólida, el cloruro sódico (sal de mesa). Estos dos iones al disolverse y concentrarse en grandes cantidades simplemente, salinizan el agua del mar.
Las sales se acumulan en los mares y océanos porque no tienen salidas de agua. Sólo pierden agua por evaporación. Por el contrario, los lagos son de agua dulce porque el agua entra y sale de ellos constantemente. Llega de uno o varios ríos cargados con agua fresca de la montaña y sale por ríos que van camino al mar.
La concentración de sales ha ido variando durante miles de millones de años. Hoy en la mayoría de los mares y océanos la salinidad es de aproximadamente un 3,5%, una proporción muchísimo menor que cuando se formaron.