Plantas carnívoras: mitos y verdades
Byblis, Drosera, Sarracenia, Dionaea, Gensilea, son algunas de las plantas carnívoras más conocidas. Lejos de parecerse a la planta gigante y terrorífica, protagonista de la famosa película “La tienda de los horrores”, suele tratarse, por lo general, de plantas extremadamente delicadas y de corta vida. Aunque parezca una paradoja, las plantas carnívoras o insectívoras también suelen verse afectadas por plagas, como áfidos o cochinillas.
Cuando pensamos en una planta carnívora, seguramente la primera imagen que nos viene a la cabeza es la de la conocida atrapamoscas de Venus, de forma similar a una enorme boca, y que suele habitar pantanos y ciénagas. A esta planta no le queda otro remedio que cazar insectos con tal de subsanar la falta de nutrientes de su pobre dieta. Esta operación la realiza gracias a su superficie pegajosa, sobre la que quedan atrapadas sus víctimas. Sin embargo, la diversidad morfológica de las plantas carnívoras es enorme. Otra variedad fascinante es la conocida como cazador pasivo que, en lugar de utilizar trampas como la anterior, se sirve de su perfume seductor que llena su interior tubular, como si se tratase de una vasija, con superficies muy resbaladizas que hacen aterrizar con facilidad a sus presas.
La buena noticia para los curiosos que quieran descubrir más sobre estas plantas es que, muchas de las variedades, pueden cultivarse dentro de casa aunque, debido a su extremada vulnerabilidad, requieren de muchos cuidados especiales de acuerdo a su morfología y tipo de suelo, y precisan de mucha humedad.
Ahora bien, si pensábamos que todo lo que habíamos oído o visto sobre plantas carnívoras o insectívoras era mera ficción, nos equivocábamos. Recientemente, unos investigadores descubrieron, en el enigmático y poco explorado Monte Victoria del centro de Filipinas, una nueva especie que ha sido bautizada como Nepenthes attenboroughii. De ella ya habían dado testimonio dos misioneros cristianos que habían viajado a la zona en el año 2000. Con escasos conocimientos en botánica, los misioneros la describieron como “una enorme planta carnívora”. Ello despertó la curiosidad de tres expertos en plantas carnívoras, que organizaron una expedición de dos meses por la zona. En un momento de la dura exploración, encontrándose a unos 1600 metros sobre el nivel del mar, vieron una enorme planta de jarra. De inmediato, supieron que se trataba de una nueva especie exótica no conocida. Lo impresionante de esta variedad es que, aunque su mecanismo es similar el de sus parientes más pequeños, su tamaño es lo suficientemente grande como para atrapar no solo moscas o lagartijas, sino también ratas.
Por el momento, no hay evidencias de plantas capaces de devorar seres humanos, sin embargo, son muchas las especies que quedan por descubrir en la vasta superficie terrestre. ¿Quién se atreve a decir que no haya planta más voraz que la recién descubierta “Nepenthes attenboroughii”, escondida y hambrienta en algún rincón del planeta?