Esta declaración sale de un estudio de la Universidad de Utah (EE UU) que se publicó la revista Journal of Experimental Biology.
El biólogo David Carrier, ha comparado manos de muchos tipos de simios y ha llegado a esta curiosa conclusión, ya que aparte de poder usar las manos para usar herramientas, escalar etc… la violencia también ha sido parte importante de la evolución, “Las proporciones de nuestras manos son las más adecuadas propinar un buen puñetazo”, asegura Carrier. También añade que la anatomía de la los brazos esta evolucionada para proteger los huesos, músculos y los ligamentos en un combate mano a mano.
“Aquellos individuos capaces de dar un golpe más fuerte con los puños cerrados sin hacerse daño podían pelear mejor para conseguir pareja y, por lo tanto, tenían más opciones de reproducirse”, añade el investigador. Como es normal estas peleas también eran decisivas para repartir la comida, territorios etc… “La selección sobre la capacidad de pelear, junto a la ventaja evolutiva que suponía ser más habilidoso, influyó en la evolución de la proporción de nuestras manos”, concluye Carrier.
