Los pangolines: peculiares animales amenazados por su exquisito sabor
El pangolín, un curioso mamífero que habita en las zonas tropicales de Asia y África, está en peligro de extinción por tener según dicen, uno de los sabores más exquisitos del reino animal. El precio de su carne puede alcanzar los 300 euros por kilo y, parece, que las redes ilegales de tráfico de este mamífero no están dispuestas a renunciar al negocio que supone la venta de su carne.
Este peculiar placentario con el cuerpo cubierto de escamas, se alimenta principalmente de termitas y hormigas, para lo que ha desarrollado una larga lengua pegajosa, que en los pangolines más grandes, puede llegar a medir 40 centímetros. Su boca, carece por completo de dientes, por eso, traga pequeñas piedras y granos de arena que le sirven para moler las presas en el interior del estómago.
Sus escamas, únicas entre los mamíferos, le sirven como mecanismo de defensa, pues cuando es atacado, tiende a hacerse una bola para protegerse. En esta postura, las escamas se erizan y presentan un borde afilado y cortante. Su nombre viene del Malayo peng-goling (el que se enrolla). También puede emitir un ácido fétido segregado por unas glándulas próximas al ano, similar al emitido por las mofetas.
La especie más pequeña de pangolín, el pangolín de cola larga, mide 30-40 cm, pero tiene una cola de entre 60-70 cm); la más grande, el pangolín gigante mide 75-85 cm y tiene una cola de 65-80 cm.
Sus hábitos son nocturnos y durante el día, permanece en las madrigueras que cava en el suelo, utilizando sus potentes garras afiladas capaces de romper una pierna humana.
Respecto a su sociabilidad, son animales nómadas, solitarios y habitualmente esquivos en la relación con otros animales, especialmente con el ser humano, un comportamiento razonable teniendo en cuenta que, ni las sombras de la noche en las que se cobijan, ni sus potentes patas dotadas de garras, les sirven para esquivar a los voraces traficantes…. ni a sus aún más voraces destinatarios finales.